"La AGCBA y el Bicentenario”
Por la Dra. Sandra Bergenfeld
Presidenta de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires
La historia nuevamente nos reclama mirar hacia atrás para entender el presente
y edificar el futuro. Todavía resuenan hasta nuestros días los ecos de la gesta de
Mayo de 1810 y cala hondo en nuestra memoria colectiva los festejos por el
centenario, donde se mostraba la Argentina al mundo con una fiesta inigualable.
La Ciudad de Buenos Aires se erige entonces como la estrella de los festejos de
una nación federal que quiere despegar y consolidar el crecimiento conseguido
en los últimos años en este nuevo centenario.
Imposible no fijar la atención en el lugar donde se desarrollaron los hechos de la
semana de Mayo. Donde el asiento de los Virreyes y sus negocios estaban a
orden del día y ala orden de una corona que de tantos problemas en su tierra, le
daba la espalda a América.
Esta Ciudad albergó el espíritu de Morenos, Castelli, Belgrano, Paso, Berutti y
French, entre otros, que imaginaron un país grande con los dogmas de las
libertades individuales como postulado mayor.
Es una buena oportunidad para reflexionar sobre los errores del pasado y no
repetirlos en el futuro para saber adonde vamos como país. Los argentinos
tendremos la dicha de vivir el Bicentenario en Democracia. Esta Democracia
que supimos conseguir con mucho esfuerzo y que nos reconforta y sostenemos
desde los últimos 26 años de manera ininterrumpida.
Desde aquel Mayo de 1810, tuvieron que pasar seis años para la Independencia,
como si se pidiera permiso a la Historia para creer en nosotros mismos. Las
guerras y rebeliones internas nos privaron de tener nuestra Constitución hasta
1853 y recién en 1860 a la Ciudad de Buenos Aires dentro del proyecto federal.
Tardamos 106 años para elegir un presidente en comicios libres por obra de la
Ley Sáenz Peña. Sin fraude mediante, el primer traspaso presidencial tuvo lugar
en 1928, Alvear- Yrigoyen, quien no podrá concluir su mandato por abrirse un
período cíclico de golpes militares que culminaron en la nefasta última
dictadura en 1976. Recién el 1989 un presidente elegido por el pueblo, Raúl
Alfonsín le traspasa la cinta presidencial a otro presidente democrático, Carlos
Menem. Para lograr esto los argentinos esperamos 61 años.
Tuvimos cosas buenas y cosas malas. Tuvimos seis dictaduras que cobraron
miles de víctimas, guerras innecesarias y persecuciones. Pero también tuvimos
un San Martín liberando países hermanos, un noble Manuel Belgrano y un
Sarmiento, que pensaron un país con errores y aciertos, pero a quienes les
debemos las bases de lo que hoy es nuestra forma de vida.
Estará también en el haber la obra del Gral. Juan Domingo Perón, que hoy
perdura y continúa siendo el cimiento para muchos compatriotas. Estará Evita
dignificando y otorgando un nuevo papel en la nación a sus descamisados.
Estarán los Alem, los Yrigoyen, los Balbín, inspiradores de un partido
centenario y muchas veces conductor de los destinos del país. Estarán los
hombres que componen otros partidos, quienes día a día a través de su labor
social y partidaria generan nuevas expectativas a los sueños de Nación Grande.
Pero la patria grande, empieza en la patria chica. Hoy ocupo con orgullo el rol
de la Presidenta de la Auditoría General de la Ciudad donde nuestra misión es el
control de los actos de gobierno, producto de la joven constitución porteña.
Cumpliendo esta tarea es que sostenemos desde donde nos toca los valores
democráticos que aquellos hombres que hicieron nuestra historia soñaron. Es
respetar lo más sagrado que tiene una Nación que es su pueblo, a través de un
control de los actos de quienes gobiernan. Es controlar las políticas de
fortalecimiento institucional. Es controlar para mejorar nuestro sistema
electoral y de partidos y así controlar la forma republicana de gobierno.
En la AGCBA celebramos el Bicentenario pensando en el futuro y la mejor forma
de celebrar es trabajando para la grandeza de nuestra patria chica, que es la
grandeza de nuestra Patria Grande.