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26 de febrero de 2015 | 17:00

Jorge Mangeri: “No maté a Ángeles Rawson”

Afirmación del encargado que se encuentra imputado en la causa iniciada a raíz del homicidio de la adolescente

El Ministerio Público Fiscal de la Nación –MPFN- informó que el encargado Jorge Mangeri afirmó “no maté a Ángeles Rawson” en el marco del juicio oral y público correspondiente a la causa iniciada a raíz del homicidio de la adolescente. El debate se desarrolla ante el Tribunal Oral Criminal Nº 9 de la Capital Federal.

noticiasjudiciales.info reproduce texto difundido por el MPFN:

“Jorge Mangeri: “No maté a Ángeles Rawson”

El único imputado por el crimen de la joven declaró durante más de cuatro horas y contó su versión de los hechos ocurridos entre el 10 y el 14 de junio de 2013. Además, sostuvo que, por sugerencia de su defensa anterior, se vio obligado a modificar sus declaraciones en la etapa de instrucción.

Pasadas las 9:30 de ayer, el Tribunal Oral Criminal Nº 9 dio inicio a la segunda audiencia del juicio  oral contra Jorge Mangeri, acusado de abuso sexual seguido de muerte de Ángeles Rawson. En la sala estuvieron los padres de la víctima, Jimena Aduriz y Franklin Rawson, acompañados por otros familiares y amigos además de los parientes del imputado. La esposa del encargado del edificio de Emilio Ravignani 2360, Diana Seattone, estuvo ausente por sugerencia del Tribunal, pues deberá declarar proximamente. Lo primero que hizo el Tribunal fue rechazar el pedido de nulidad y de suspensión del debate que había sido planteado durante la primera audiencia, llevada a cabo el 18 de febrero. Más tarde, Mangeri comenzó su declaración con un relato cronológico de su versión de los hechos ocurridos entre la semana del 10 al 14 de junio de 2013, cuando fue detenido. El fiscal Sandro Abraldes, quien es coadyuvado por su colega Fernando Fiszer, preguntó: "¿Usted se siente responsable?", “No”, contestó Mangeri. “Dolido y molesto por no haber estado en el hall de entrada a esa hora", agreró.

Los días posteriores al asesinato de Ángeles, según Mangeri

“El lunes 10 de junio, regresé de la casa de mis suegros, ubicada en Talar de Pacheco, cerca de las 5:30. Lo hice solo, ya que mi esposa se quedó ahí. Estacioné y trabajé hasta las 6:30. Crucé y trabajé en el otro departamento de la misma cuadra hasta las 9:30 aproximadamente. Ese día, vi salir a toda la familia de Ángeles. Luego, subí a mi casa a desayunar e hice reparaciones, ya que había estado pintando ventanas y marcos. Cerca de las 15:30 bajé de nuevo, crucé al otro edificio donde estuve solo 15 minutos, volví a Ravignani 2360, terminé las reparaciones, me bañé y me acosté porque me sentía mal. A las 17:00, volví a bajar y me quedé hasta las 19:00. Recuerdo que cuando la señora Jimena me saludó me dijo que me veía mal y que subiera a hacer reposo. Volví a irme a la casa de mis suegros en Talar de Pacheco y dormí hasta la medianoche, momento en que emprendimos la vuelta junto a mi esposa y estacionamos el auto a la vuelta del edificio”, relató Mangeri.

El hombre acusado de la muerte de la adolescente continuó su relato organizado día por día: “El martes 11 de junio, como me seguía sintiendo mal, fui a la clínica donde me indicaron reposo por un cuadro gripal y llamé a la administración para que dispusieran de un reemplazo”. Mangeri indicó que, en esas circunstancias, solía realizar sus tareas un hombre llamado Daniel, una persona que él conocía desde hacía tiempo. “Ese mediodía, mi mujer bajó a la farmacia en búsqueda de mis remedios cuando me encontré con la señora Jimena que me contó (acerca de la búsqueda de Ángeles). Al volver, mi esposa me lo transmitió y me asusté porque yo la había visto el día anterior. Luego, a través de la televisión, nos enteramos del hallazgo del cuerpo y lloramos abrazados. Después de un rato, mi mujer bajó a darle el pésame a la familia y se puso a disposición por cualquier cosa. Bajó una o dos veces más y yo le di el pésame a Sergio Opatowski, pareja de la madre de Ángeles. No recuerdo más nada de ese día”, añadió el encargado del edificio.

“El miércoles 12 de junio, me seguí sintiendo mal y a la mañana me dirigí nuevamente hacia la clínica para buscar un nuevo certificado”, afirmó Mangeri, quien además indicó que le cambiaron la medicación porque le dijeron que su malestar podía ser producto algún desorden estomacal y le indicaron reposo hasta el sábado. “Ese día, estuve en cama. Sólo bajé para hablar con un comisario que me tuvo 30 o 40 minutos hablándome de la familia de Ángeles”, detalló.

Frente a los jueces y las partes, el encargado del edificio en el que vivía la adolescente insistió con las supuestas amenazas que habría recibido para asumir la responsabilidad del crimen. “El jueves 13 de junio, sentí náuseas así que volví a dirigirme hacia la clínica. Pero cuando estaba cruzando la avenida Santa Fe pasó un auto Polo de color oscuro y desde adentro me dijeron que me acercara. Una de las personas tenía un arma negra en la mano. ‘HDP, sabés lo que tenés que hacer. Hacete cargo si no querés que te pase algo peor’, me dijeron. No sabía qué hacer. Me fui a la clínica y me dieron una orden para hacerme un análisis de sangre y una ecografía. En el camino a mi casa, la llamé a mi esposa para comentarle las amenazas que había recibido más temprano pero no le di detalles para que no se asustara. Le dije que tenía miedo y que no quería volver. Me fui a la casa de unos amigos que viven en la calle Marcelo T. de Alvear y al rato volví a la clínica para hacerme la ecografía. Como el aparato no funcionaba, me dijeron que volviese al día siguiente. Quise contarle lo sucedido a Daniel, la persona que me estaba reemplazando, pero lo sentí frío, distante y raro conmigo. Volví a la casa de mi amigo y, estando a solas, le detallé las amenazas que había recibido esa mañana y quedamos en no darles detalles a nuestras esposas para no asustarlas”, describió.

“El viernes nuevamente fui a la clínica para realizarme la ecografía y esperé para ver también a un médico clínico. Luego, quise ir a mi casa a bañarme y a buscar ropa pero, como tenía miedo, hablé por teléfono con el peluquero de la cuadra, nos encontramos a la vuelta del edificio. Le comenté los hechos ocurridos con el Polo y, como tenía miedo de acompañarme a mi departamento, tuve que pedirle a un vecino que me sacara ropa que había quedado colgada y que me alcanzara unas zapatillas. Volví a la clínica y mientras, esperaba al médico, recibí dos mensajes y llamadas telefónicas de una persona que me indicaba una dirección para que yo fuese a declarar. Por ese motivo, decidí llamar al primo de mi esposa, Cecilio Saettone, pagándole 20 pesos a un vendedor de DVD de la calle, ya que yo estaba sin carga en el celular. Nos juntamos cerca de Panamericana y estuvimos hablando de los mensajes recibidos. Me dijo que no era normal que me citaran de esa manera, le admití que tenía miedo y le pedí si me podía acompañar a mi casa, pero me dijo que no. No me dio ninguna solución y decidí regresar en el colectivo”. Luego, Mangeri sostuvo que en la avenida Santa Fe fue interceptado por un patrullero al cual ingresó e inmediatamente lo esposaron con unos precintos. “Me empezaron a pegar y a insultar. Me quemaron en la panza, en la parte interna de los brazos y otras zonas del cuerpo. Me decían que me iban a matar”, aseguró. Agregó que lo dejaron en una calle y que fue caminando hasta la intersección de las avenidas Juan B. Justo y Santa Fe.

Preguntas, respuestas y dudas

Mangeri destacó que fue declarar por insistencia de su mujer y su pareja de amigos. “Me convencieron”, afirmó, y así fue como se dirigió hasta la Fiscalía ese viernes. “Me llevaron a una oficina donde estuve toda la noche. Allí, estaba Jimena, me pidió perdón y nos abrazamos”. El encargado dijo que no sabía el motivo de sus disculpas pero que tampoco se lo preguntó. Además, allí Mangeri le dio el pésame a Jimena, porque era la primera vez que la veía luego del hallazgo del cuerpo.

Agregó que fue interrogado durante toda la noche, que los médicos lo desnudaron y le sacaron fotos. “El comisario estuvo dos horas conmigo y en un momento me dijo que sabía que mis suegros vivían en Tigre. Comenzó a decirme cosas desagradables de la víctima como por ejemplo que las chicas de esa edad son muy provocativas y que son unas ‘calienta pavas’. Me dijo que tenía que hacerme cargo y decir que se me había ido la mano. Me amenazaba y me dijo que yo iba a ir a la cárcel sí o sí. Luego llamó a la fiscal y me dijo ‘decile lo que me contaste’”, añadió Mangeri.

Luego, comenzaron las preguntas de la querella, a cargo de Pablo Lanusse, y la Fiscalía y el Tribunal.

Mangeri brindó detalles sobre el horario donde presuntamente fue amenazado por personas que estaban a bordo de un auto Polo “sin patente a la vista” y que, según su declaración, fue antes de las 6:00.

Con respecto al lunes a la noche, el encargado del edificio de la calle Ravignani declaró que su esposa recibió llamadas de la señora Jimena en su celular cuando él se encontraba durmiendo en la casa de sus suegros. “No era algo habitual pero pensamos que era porque a veces se cortaba la luz. Llamaban a todo momento a mi celular o al de mi esposa”, aseguró.

Luego de hacer referencia a los traslados que realizó tanto hasta la clínica como para encontrarse con su primo, el imputado sostuvo que no recordaba con certeza cómo había pagado los colectivos pero se inclinó por la opción de que haya sido a través de la SUBE ya que no suele tener muchas monedas encima. Sin embargo, aseguró que tanto la tarjeta como su celular “los perdió” el viernes 14 de junio de 2013.

En uno de los momentos en que la querella tomó la palabra, el abogado de la familia Rawson le pidió a Mangeri que exhibiera sus manos. Cuando el hombre las levantó y las mostró, Lanusse le preguntó si con esas manos había estrangulado a alguien y si había matado a Ángeles. “No”, respondió rápidamente Mangeri.

Cuando les tocó el turno a los representantes del Ministerio Público Fiscal, Fiszer quiso precisar los datos sobre lo que había ocurrido el domingo previo a los hechos. “Hacía un mes que estaba pintando y haciendo arreglos en mi casa. Ese domingo, había estado lavando mi auto en remera y ojotas y había hecho mucho frío”. Con respecto a las lesiones recibidas, Mangeri dijo que en su declaración durante la etapa de instrucción contestó cosas “incoherentes” porque el abogado de entonces le había dicho que “no metiera a la policía” y que “inventara un accidente de trabajo”.

Por su parte, el fiscal Abraldes le preguntó al imputado: “¿Usted sentía culpa por el homicidio de Ángeles Rawson?", a lo que Mangeri respondió: "Culpa de no haber estado en la puerta".

Finalmente, ante la pregunta de Abraldes acerca de cómo era su relación con Ángeles, Mangeri dijo que era “normal” y que era una chica de “pocas palabras” pero que muchas veces la había ayudado con el ‘changuito’ al volver de hacer las compras o cuando se escapaban los gatos de su departamento. “¿Qué sentimientos tenía hacia Ángeles Rawson?” El encargado respondió que era una propietaria más del edificio. “¿Sentía atracción sexual por ella?”, preguntó el fiscal. “No, de ninguna manera”, contestó le imputado.

Al finalizar la audiencia, el presidente del Tribunal anunció que el viernes 27 de febrero se llevará a cabo una inspección ocular en el edificio de la calle Ravignani, y que el horario sería informado por Secretaría a las partes”.